Caminaba entre aquella multitud, luego hablé brevemente con un transeúnte cuando de pronto...
¡Lo vi! ¡Si! ¡Era él!
Vi una vez más al ángel que alguna vez dije que era caído del cielo, ese ángel que significaba para mí toda gloria, todo gozo, toda lujuria y pasión. Ese ángel que me hizo vivir buenos cortos momentos, ese ángel quien ahora digo que es de dolor, quien con sus alas quemó lo mejor de mí y quien ahora aborrezco sin razón y solo por existir...
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